Auténtico Hombre


Cuando estoy entre los nómadas del Sáhara les muestro todo mi respeto, pues si yo, sin conocer su cultura y sin ese saber que les permite sobrevivir, me encontrara en su lugar simplementente me habría muerto. De poco o nada me serviría toda la civilización europea. Todos mis conocimientos, el que haya leído a Spinoza o a Kant, allí resultan inútiles. En aquellos lugares, si quiero sobrevivir, necesito adquirir unos conocimientos del todo diferentes. Tan sólo sobrevivir, repito, no hablo ya de la posibilidad de hacer algo. La mera lucha por conservar la vida en aquellas condiciones supone un esfuerzo sobrehumano. No se trata, por supuesto, de conocimientos productivos: no sirven para crear una nueva generación de ordenadores ni para hacer grandes descubrimientos científicos. Pero no por eso son menos dignos de respeto.

Un turcomano que ha vivido lo tanto como para llevar una barba blanca lo sabe todo. Tiene una cabeza llena de sabiduría y unos ojos que han leído en el libro de la vida. Conoció el sabor de la riqueza cuando le dieron su primer camello. Conoció las miserias de la pobreza cuando se le murió el primer rebaño de ovejas. Ha visto pozos secos, de modo que sabe lo que es la desesperación, y ha visto pozos llenos de agua, de modo que sabe lo que es la alegría. Sabe que el sol da la vida, pero sabe también que el sol trae la muerte, cosa de la que no es consciente ningún europeo.
Sabe lo que es la sed y lo que es la saciedad.
Sabe que cuando hace mucho calor, hay que taparse con ropa de abrigo, una pelliza y un gorro de piel de cordero, y no quedarse en carnes, como hacen los blancos. Al contrario del hombre despojado de ropa, el hombre vestido piensa. La persona desnuda puede cometer cualquier locura. Los que crearon grandes obras siempre fueron vestidos. En Sumeria y en Mesopotamia, Samarcanda y en Bagdad, a pesar del calor infernal, la gente siempre ha ido vestida. Se crearon allí grandes civilizaciones, desconocidas en Australia o el ecuador africano, donde la gente iba desnuda al sol. Basta leer unos capítulos de la historia del mundo para convencerse de ello.
Puede que este viejo conozca la respuesta a la gran pregunta de Shakespeare.
Él ha visto el desierto y el oasis, con lo cual ha visto el mundo entero, que , en último término, se reduce a esta única división. El mundo está cada vez más poblado, los oasis se vuelven estrechos, incluso el gran oasis de Europa, sin mencionar los del Ganges o los del Nilo. ¿No tendrá que volver la humanidad, cuyo origen (según todos los testimonios) está en los desiertos, al lugar que fue su cuna? Y, entonces, ¿a quién irá a pedir consejo el sudoroso burgués con si Fiat recalentado y su nevera que no tendrá donde enchufar? ¿Acaso no buscará al turcomano de barba blanca o al tuareg envuelto en su turbante? Ellos sí saben dónde están los pozos, lo que significa que conocen el secreto de la salvación y de la supervivencia. Desprovisto de escolasticismo y de doctrinarismo, su conocimiento es grande, porque sirve a la vida. En Europa tienen la costumbre de escribir de la gente del desierto que son unos subdesarrollados, incluso secularmente atrasados. A nadie se le ocurre pensar que no se puede emitir tales juicios sobre unos pueblos que, en las condiciones más adversas para el hombre, han sabido sobrevivir durante milenios y crear el tipo de cultura más preciada, por ser práctica, una cultura que ha permitido existir y desarrollarse a pueblos enteros, mientras que caían y desaparecían de la tierra para siempre muchas civilizaciones sedentarias.


Ryszard Kapuscinski  
(Pinsk, Bielorrusia, entonces parte de Polonia, el 4 de marzo de 1932 - Varsovia, 23 de enero de 2007)





Cinco años pasaron dende que-y ḷḷegó la muerte a Ryszard Kapuscinski, persona que marcó y aún wei sigue marcando los pasos de todo buen reporteru de guerra.

Una persona entregá al misteriu y a conocer lo desconocíu. Al Otru, al que vivía y conocía una cultura y unes condiciones completamente distintes a les de él mesmu.

Un home que milenta veces xugose la vida pa captar un poco de más de sabidura. Dalguien que entregó la so vida a mostrar a la xente que había munches más persones nel planeta de les que salen pela tele, y que por desgracia nesti mundiu hay muncha más guerra que paz.

Tenía siempre los güeyos abiertos, les oreyes afinaes y la cabeza enḷḷena de entrugues.

Un reporteru a quién la entrevista-y parecía un xéneru despreciable. Jactábase de nun haber fecho una. Kapuscinski entamaba Imperio, el so llibru de viaxes pela Unión Soviética, dalguien-y preguntó si quería entrevistar a Gorbachov. "¿Pero de qué voy a falar con él? ¿De amor?", dixo. Creía que los políticos nunca-y iban a decir la verdad y que nun tenía sentiu entrevistalos.




Ryszard Kapucinksi falleció el 23 de enero de 2007, a los 75 años de edad, en Varsovia.


Dende'quí, el más sinceru reconocimientu.




Obra literaria

  • Ébano
Es una colección de historias cortas que retratan África en el sentido de sus guerras civiles y un continente que poco a poco iba ganando independencia y política, con todas sus dolencias y cicatrices de enfermedad y pobreza.
  • El Emperador
Sobre el emperador Haile Selassie, de Etiopía..
  • El Sha
Acerca de la época del Sha Mohamed Reza Pahlevi de Irán.
  • Cristo con un fusil al hombro
  • El Imperio
Acerca del derrumbe de la Unión Soviética; registro testimonial de primera mano sobre los crímenes cometidos por el Estado ruso.
  • Lapidarium IV 
Fragmentos de reportajes y pensamientos.
  • La guerra del fútbol.
En que habla sobre diversos conflictos africanos y latinoamericanos. El reportaje que da título al libro narra la guerra entre Honduras y el Salvador, cuyo detonante fue un partido de fútbol entre las selecciones de ambos países valedero para el mundial de México en 1970. 
  • Un día más con vida
Donde narra la descolonización portuguesa de Angola en 1975 y sus consecuencias: una guerra civil que asoló la región hasta hace muy poco.
  • Los cinco sentidos del periodista
Que recoge principios básicos de periodismo, con base en los talleres que impartió en la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano.
  • El mundo de hoy
En el que el autor reflexiona sobre los últimos acontecimientos tales como el 11-S o el 11-M, más una especie de autobiografía acerca de lo mucho que ha vivido y sus reflexiones para comprender el mundo en el que vivimos.
  • Viajes con Heródoto
Establece un paralelismo entre sus viajes como reportero internacional con la obra Historia, del griego Heródoto.



Porque nosotros nos vamos y nunca más regresamos, pero lo que escribimos sobre las personas se queda con ellas por el resto de su vida...”